En 1971, Stanley Kubrick presentó al mundo una obra que marcaría para siempre la cultura visual y el análisis social contemporáneo: La naranja mecánica. Entre sus muchas escenas icónicas, una destaca por su brutal carga simbólica y su impacto psicológico: la aplicación de la denominada como “Técnica Ludovico” sobre el protagonista Alex DeLarge. Inmovilizado con los párpados forzados para impedir que cierre los ojos, Alex es sometido a una exposición ininterrumpida de imágenes violentas mientras se le administra una medicación que provoca náuseas. La escena representa un método extremo de condicionamiento, un experimento de aversión diseñado para eliminar su inclinación…